The R World

Hace algún tiempo mi hermana se fue a otro lado (no les diré a donde, pervertidos) a estudiar y… como que me quedé huérfano de hermana. U.u

Y quizás esto me llevó a lo que les voy a contar mas adelante.

Últimamente he conocido a muchas Andrea’s, digamos que unas 4. Y todas me han caído super bien.

Así que me puse a pensar: Buenas amigas, lo son. Novias… ehm, paso. Pero…Hermanas? Uhm, sonaba tentador y me gustaba la idea, por lo que decidí tener una hermana Mayor que se llame ANDREA.

No Pancorba. No Chona. No Cuca. No Rigoberta. ANDREA, ese es el nombre que quiero.

Quien no quisiera tener a una hermana tierna, cariñosa, gruñona, cascarrabias, odiosa pero divertida, responsable y única. Una hermana perfecta, y no por no tener ningún defecto, sino porque logra hacer especial al mas insignificante momento.

Quiero una Andrea que quite las piedras de mi camino, y me facilite el paso cuando ando por la vida.

Quiero una Andrea que no se deja abatir. Porque cuando ella cae, yo caigo con ella.

Quiero una Andrea para el día en que yo sea el que caiga y no pueda levantarme por mi mismo. Porque ese día la necesitaré mas que nunca a mi lado.

Quiero una Andrea para cuando me sienta solo. Y al recibir su calido respiro junto a mi, sepa que no estoy solo. La tengo a ella.

Si trae novios a la casa. Como buen hermano que soy, los botaré a escobazos o les pondré carne en los calzoncillos para que mi perro haga lo que sabe hacer.

La quiero para animarla cuando se despierte de mal humor, y luego reirme de lo fea que se veía. (no es cierto).

Quiero una Andrea a quien le pueda pedir dinero con tan solo decirle: “Andreita”.

Alguien que tenga la madurez suficiente para entender mis problemas, y que a la vez sea lo suficientemente infantil como para jugar conmigo y divertirnos juntos.

Que le cae tan bien a la gente, que hasta mis amigos la saludarían cuando pasára por mi escuela.

Aquella Andrea que pase todo el día buscando el regalo que le pedí para navidad, le cueste un ojo de la cara.

Pero que al final logré dármelo. Quizás tirándomelo en la cara, insultándome y quejándose de lo difícil que es encontrar las tonterías que pido, o quizás dándomelo con un fuerte abrazo de hermanos. De esos que en cierta manera te incomodan, pero que en el fondo aprecias enormemente.

Aquella Andrea a quien yo le invite al cine y siempre termine pagando ella.

A quien todo el día le haga enojar, pero cuando vea que necesita de mi, siempre estaré ahí para escucharla y reírnos juntos de los problemas.

Si alguna vez se aleja de mi, sé que extrañaré su risa, sus "tonterías", sus gustos, sus aficiones. Y todo el tiempo que pasamos juntos, y que a veces no supe aprovecharlos.

No solo busco una hermana. Busco una amiga, una confidente. Y que esto dejen de ser solo palabras.

A ella es la que quiero.

R.